¿Por qué cada vez hay más personas afectadas con enfermedades mentales?
10/10/2024
De acuerdo a investigación de la consultora Ipsos en 2023La salud mental es el problema de salud que más preocupa a la población mundial, con una media del 44%. Esta percepción ha comenzado a extenderse especialmente desde la pandemia de Covid-19, y está respaldada por cifras cada vez mayores en la incidencia de trastornos como la ansiedad y la depresión o la tasa de suicidio. ¿Existen causas objetivas que expliquen este aparente deterioro generalizado de la salud mental? ¿O simplemente están saliendo a la superficie problemas que antes eran invisibles? Preguntamos a siete expertos de renombre.
Teresa Bobes
Profesor Asociado de Ciencias de la Salud de la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo
Estamos inmersos en una sociedad que parece diseñada para quebrarnos: el estrés nos asfixia, la soledad digital nos consume y la presión de ser perfectos nos aplasta. Antes, estos sufrimientos se vivían en silencio, invisibles y asfixiantes. Hoy quitamos ese velo y lo que descubrimos es abrumador. No es que ahora seamos más frágiles, es que por fin nos atrevemos a nombrar el dolor que siempre ha estado ahí.
La salud mental está en el centro de la tormenta. La cuestión no es si somos conscientes, sino si seremos capaces de transformar esta conciencia en acción. Podemos construir una sociedad que deje de alimentarse del sufrimiento y, en cambio, cultive el cuidado, la empatía y el bienestar emocional.
María J. García Rubio
Doctora en Psicología Clínica y de la Salud Profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia.
Esta pregunta tiene una respuesta difícil. La sociedad actual enfrenta desafíos que asustan a nuestros cerebros. EL demandas constantes que nos alientan a conectarnos, ser productivos y exponer nuestra vida crean un desequilibrio con nuestros recursos, lo que da lugar a una respuesta de estrés, crónico en la mayoría de los casos. Y numerosos estudios han demostrado que una respuesta sostenida al estrés puede provocar trastornos de ansiedad y depresión. Con este planteamiento, diríamos que el ritmo que mantiene la sociedad actual favorece las enfermedades mentales.
La otra cara de la moneda es la información. No es sólo el ritmo de vida lo que nos acerca a este desajuste entre nuestros recursos y las demandas del entorno, sino que disponemos de información inmediata y fiable sobre los síntomas de prácticamente todas las enfermedades mentales. Incluso los famosos hablan abiertamente de sus diagnósticos. Por lo tanto, se derribó un importante pilar del tabú que las enfermedades mentales habían asumido durante décadas.
En general, si tuviera que responder con una respuesta cerrada, desde mi formación en neurociencias considero que el ser humano actual –al menos su cerebro– no ha evolucionado lo suficiente como la sociedad que le rodea, y que el aumento de los trastornos mentales es un efecto secundario de eso
Adolfo J.Cangas
Catedrático de Psicología de la Universidad de Almería
La cuestión puede entenderse como dos perspectivas de un mismo fenómeno. Por un lado, a partir de la conceptualización, desarrollada por el sociólogo Zygmunt Bauman, de “sociedad líquida” En el mundo en el que vivimos es posible observar cómo las relaciones interpersonales se caracterizan cada vez más por la superficialidad y el creciente énfasis en la obtención de logros materiales y reconocimiento social.
Esta dinámica, en un entorno laboral precario y socialmente complejo como el actual, tiende a generar altas dosis de frustración y desesperanza, lo que contribuye al surgimiento de diversos problemas de salud mental. Un claro ejemplo se ve en las redes socialesdonde es posible estar conectado con cientos de personas, angustiarnos por la cantidad de “me gusta” que recibimos y aún tener pocas o ninguna relación significativa. Estos hechos contribuyen a un notable aumento de problemas como soledad no deseadaestrés o frustración, factores claramente asociados a un aumento de problemas de salud mental.
Por otro lado, ha habido una creciente conciencia social sobre la relevancia del bienestar psicológico en nuestras vidas. Esta conciencia se ha arraigado especialmente entre los más jóvenes, quienes reconocen que los problemas comunes de salud mental, como la depresión o los trastornos de ansiedad, pueden afectar a cualquier persona. Sin embargo, esta misma apertura no se extiende a enfermedades graves, como la esquizofrenia, que siguen estando fuertemente estigmatizadas y rodeadas de desinformación, que perpetúa actitudes de rechazo y discriminación hacia quienes las padecen.
Joaquín Mateu Mollá
Doctor en Psicología Clínica. Director del Máster en Gerontología y Atención Centrada en la Persona de la Universidad Internacional de Valencia
Desde mi punto de vista, no son dos opciones excluyentes. Creo que cada vez sabemos más sobre los trastornos mentales, el por qué de su aparición y la forma en que se expresan, lo que nos permite identificarlos con mayor precisión y articular intervenciones más efectivas. Sin embargo, también reconozco que la sociedad que habitamos enfrenta grandes desafíos adaptativos que afectan dimensiones tan importantes como el uso de las tecnologías, la vida profesional, los proyectos familiares o la formación académica. No siempre es fácil responder rápida o eficientemente a estos desafíos.
La dificultad para construir una vida independiente, la extrema complejidad del acceso a la vivienda, la precariedad laboral, la incertidumbre sobre el futuro o los obstáculos para formar una familia afectan a gran parte de la población. Y pueden allanar el camino para la desesperanza y la ansiedad o los trastornos del estado de ánimo.
Alfonso Arteaga Olleta
Doctor en Psicología. Investigador y profesor del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra
Ciertas características de la situación actual contribuyen a que las personas experimenten mayores niveles de ansiedad, depresión, estrés, insomnio o conductas suicidas, entre otros problemas de salud mental. Una sociedad que idealiza el concepto de felicidad asociándolo al éxito inmediato, que promueve el individualismo y no educa la tolerancia a la frustración y la autonomía desde la infancia es terreno fértil para promoverlos.
Sin embargo, hay que evitar el alarmismo. Como ocurre con otros temas que nos preocupan (machismo, violencia, conductas adictivas, etc.), cuando nos centramos en ellos se vuelven más visibles, sugiriendo un aumento repentino y alarmante. Las cifras van creciendo, pero en gran medida se debe a que, al investigarlas, la gente se siente más libre para identificarlas y/o pedir ayuda, lo cual es muy positivo.
Carmen Rodríguez Blázquez y María João Forjaz
Investigadores del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III
En el Día Mundial de la Salud Mental no podemos olvidarnos del colectivo de personas mayores. Tenemos evidencia científica de que la salud mental en este sector de la población se ha convertido en los últimos años en un desafío de salud pública. De hecho, en España las personas mayores de 75 años tienen la tasas de suicidio más altascomo esto consumo de psicofármacos.
Las causas de las enfermedades mentales son multifactoriales, de modo que, además de las enfermedades crónicas y las discapacidades que pueden surgir con el envejecimiento, también existe la exposición a factores de riesgo personales, familiares y sociales. Todo esto pone a las personas mayores en riesgo de sufrir una soledad no deseada, desigualdades y discriminación por edad.
Por tanto, es necesario un llamado a una respuesta sanitaria, ciudadana e institucional para transformar la salud mental de las personas mayores en una prioridad de salud pública.