Desarticulada una organización por estafar 250.000 euros tras suplantar identidades de clientes de banca
07/10/2022
La Policía Nacional desarticuló una organización criminal con sede en las provincias de Madrid y Toledo que presuntamente defraudó alrededor de 250.000 euros tras suplantar las identidades de 140 clientes bancarios. Fueron detenidas 39 personas y se realizaron 15 allanamientos domiciliarios, donde se recuperaron 281 documentos sustraídos, tres carnés de conducir falsificados y 20 sustraídos dispuestos a cometer nuevos delitos.
La investigación se inició el pasado mes de enero tras conocerse la existencia de un grupo organizado, asentado principalmente en las provincias de Madrid y Toledo, altamente especializado en fraude bancario y financiero, entre otros delitos. Las pesquisas de los agentes permitieron conocer el funcionamiento de la red criminal, que llegó a contar con un grupo de carteristas que se dedicaban a sustraer documentos en el transporte público que luego entregaban a la organización, que los utilizaba para hacerse pasar por clientes. ante entidades bancarias. abrir nuevas cuentas o comprar vehículos.
En la cúspide de la organización se encontraba el principal cabecilla de la trama, quien aprovechaba la influencia de su posición social. Bajo su mando inmediato se encontraban las personas encargadas de la obtención de la documentación y su posterior distribución, así como la preparación de los grupos de trabajo que se encargaban de transitar y actuar por las distintas sucursales bancarias.
Un escalón inferior lo constituiría el aparato recaudador, encargado de reclutar y capacitar a las personas que trabajaban en sucursales bancarias, quienes facilitaban sus cuentas bancarias para el desvío de fondos y/o retiros. Estos servicios eran remunerados con pagos en efectivo oa través de estupefacientes a personas desfavorecidas que reclutaban en las instalaciones donde trabajaba el líder de la organización, incluso utilizando métodos coercitivos con los más reacios a trabajar para la organización.
Finalmente, los citados grupos de acción siempre estuvieron integrados por una persona de la más alta confianza en la dirección, quien, a través de un fuerte liderazgo, tenía suficiente autonomía para ejecutar las órdenes pertinentes a las personas que atendían las ventanillas bancarias o las transferencias a los afiliados. Para ello, no dudaron en adoptar apariencias similares a las de sus legítimos propietarios, haciendo uso de elementos de disfraz cuando era necesario.
La metodología se basó en verificar la existencia y funcionamiento de las cuentas corrientes de las víctimas, previa solicitud de saldo o microentrada. Posteriormente, modificaron el teléfono y el correo electrónico, elementos de contacto entre el banco y el cliente, “secuestrando” la cuenta, brindando seguridad en las comunicaciones y el uso de su banca electrónica.
Además, a petición de la situación general de la cuenta, realizaban la devolución en efectivo del dinero o el desvío a otras cuentas controladas por la organización. A su vez, contaban con una red de empleados que retiraban de inmediato todo el capital posible en efectivo y lo transferían a cuentas de terceros, con el objetivo de dificultar el seguimiento y seguimiento del dinero en caso de bloqueo, una Once la víctima denunció los hechos.
La organización contó con la ayuda de otros delincuentes que, utilizando potentes equipos informáticos, pudieron elaborar nóminas y vidas laborales, con el fin de respaldar y dar mayor credibilidad a las operaciones financieras que realizaban con las billeteras sustraídas.
Estas operaciones no solo se limitaban a fraudes bancarios o líneas de crédito online, sino que también incluían el tráfico ilícito de vehículos con la compra de coches de alta gama. Tras comprar los coches con la financiación obtenida a partir de los documentos falsificados, los revendieron en el mercado negro del norte de África antes de que se descubriera el impago a los financiadores y evitar así posibles órdenes de embargo que pudieran impedir su salida de España. Uno de estos vehículos pudo ser recuperado cuando se disponían a embarcar en un barco con destino a Argelia.
Los investigadores pudieron comprobar la existencia de unas 140 personas afectadas y un volumen de estafa del orden de los 250.000 euros. La investigación culminó con el desmantelamiento de la organización, en un operativo en el que fueron detenidas 39 personas -presuntos responsables de los delitos de pertenencia a organización criminal, estafa, falsedad documental, usurpación de estado civil y tráfico de estupefacientes-, entre ellos el líder de la organización. . El ingreso y registro se realizó en 15 domicilios, donde se obtuvieron más de 300 documentos de identidad españoles, un vehículo de alta gama, joyas, sustancias estupefacientes, así como ordenadores, teléfonos móviles y gran cantidad de documentación relevante para la investigación. .